Hoy me siento sola...... como dirían mis amigos mexicanos.
Ayer miércoles por la mañana me subí al bus de Cartago-San José (alias "Lumaca"), rumbo a mi trabajo, y pensando en mi comodidad a la hora de bajarme en la parada correspondiente, ocupé el primer asiento junto a la ventana. Luego de acomodar mis múltiples "chunches" (como buena maestra, siempre cargando con un montón de cosas), me dispuse a relajarame mientras me acercaba a mi destino.
En eso, se subió al autobús un señor con bastón, con extrema incomodidad al escalar las gradas, y pagarle al chofer... la verguenza me pudo, y viéndome en la posición incómoda de estar ocupando el primer asiento (reservado por ley para las personas con "necesidades especiales", me puse de pie discretamente, dirigí una sonrisa al señor que se estaba subiendo (la cuál por cierto no fue en absoluto correspondida), y me dirigí al siguiente asiento hacia atrás, pidiendo campo a una muchacha, que se puso de pie para así permitirme pasar a ocupar el lugar junto a la ventana.
Ya sentada de nuevo, y todavía acomodándome otra vez, pude ver como el señor, sumamente malhumorado, empezó a recorrer con su gran dificultad el pasillo, dirigiéndose al fondo del autotransporte, él y su bastón...
Solo voltee a ver a la muchacha a mi lado, que me devolvió una sonrisa y me dijo "a ellos no les gusta sentarse allí, yo a él lo conozco y siempre se va hasta el fondo del bus"... y yo así como "diay si, me hubiera quedado donde estaba"...
Que alguien me explique! Definitivamente cada quien carga su propia historia, sus propios prejuicios y complejos...
Tal vez al crear una sociedad tan exageradamente "igualitaria" más bien estamos haciendo más marcadas las diferencias... como dice mi abuelita "me etiqueto sola al sentarme en esos asientos!" y ríe jocosamente...
c´est la vie!
El que espera...
desespera...
Lágrimas de sangre he estado a punto de llorar, y una semana tras otra la espera es la misma; la promesa recurrente de un encuentro furtivo es siempre la misma... la misma emoción...
la misma expectativa...
las mismas ganas...
las mismas caricias de su voz...
los mismos sueños de un momento apasionado...
el mismo sueño recurrente, y sigo esperando...
como Penélope!
Es como una historia de terror, que se puede presentar con múltiples matices.
"Era una noche oscura, el viento mecía las ramas de los viejos cipreses con furia sobrenatural. Ahí, en medio de las sombras, justo frente a mis ojos, como un espectro desconocido de transmutación inimaginable, se convirtió en lo que realmente era, ... en aquello que durante tantos años trate de negar...
Un sudor helado, y una sensación aterrorizante recorrieron mi cuerpo y mi espalda... y mientras más claro se veía su rostro y más claro se mostraba ante mi su verdadero yo, pude darme cuenta, así, sin tener escapatoria, sin tener hacia dónde huir, que era lo que yo más temía, lo que nunca en mi vida hubiese querido conocer.
Me di cuenta de que en realidad era ...
mi eniamig@!!! nooooooooooooooo!"
Si, todo un cuento de terror. Ahí disfrazados, justo a nuestro lado, con aquellos hombros en los que quizás muchas veces lloramos. Personas q conocen nuestros más íntimos secretos, que manejan información valiosa y delicada, ... y de pronto: puf! se transforman ante nuestros ojos en nuestro peor enemigo, o mejor dicho, muestran lo que en verdad son.
Creo que esa es una de las peores cosas que nos pueden suceder, una de las más grandes decepciones de la vida.
Dicen por ahi que un amigo es un tesoro. De lo que hay que cuidarse es de que ese "tesoro", no se nos transforme en el "cofre de la muerte".
Eso si que duele...
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