Una manita de pintura... y ya!
Desde ayer estoy dándole una manita de gato a una de las paredes de mi habitación. La pared ya me parecía muy oscura para la cantidad de luz con la que cuenta, estaba manchada por la huella que un cuadro de delfines q me dió un ex dejó en ella, tenía unos pequeños peloncitos - heridas de guerra contra el respaldo de mi cama en sus innumerables bailes por el cuarto - en fin, necesitaba una retocadita.
Esto me hizo pensar en la vida de nosotros los humanos. Solo cada uno, en su intimidad, está completamente consciente de las heridas, huellas, e imperfecciones, que han ido quedando enterradas bajo las múltiples capas que aplicamos a nuestra fachada cada día.
Y es que es cierto. Existe la filosofía - q ni refuto ni apruebo - desde el inicio, que dicta que se deben separar las cosas. Dejar de lado las tristezas, depresiones, preocupaciones por el padre enfermo, o el hijo con calentura y en cama, al ingresar al trabajo, sentarse en el escritorio, o poner el primer pie en el estrado... es tan solo un ejemplo de lo q digo...
Y digo que ni lo refuto ni lo apruebo, porque es algo - como muchas cosas en el mundo - que tiende a la relatividad. Si bien decimos que nos gusta la gente auténtica, que son ellos mismos y nos muestran su verdadera cara, reclamamos ante una enfermera malencarada que nos atiende tras una ventanilla. Hey! pero si esta siendo ella misma, está siendo auténtica. Tal vez se le murió alguien cercano, o le robaron el carro...
Seamos sinceros... creo que todos preferiríamos una sonrisa plastificada, y un trato amable fingido, que oculte el dolor y los problemas de la casa tras una buena mano de pinturita nueva.
Coro: Arriba la hipocresía! :-S
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