sentimiento...
Nuestras almas se topan tan a menudo con otras que sienten, que quizás están llorando, o riendo a carcajadas quizás... pero, qué tan a menudo nos percatamos de estos sentimientos que fluyen por el universo?
Ayer al venir del trabajo me senté en al autobús junto a una muchacha. Por los libros que cargaba supe que venía de la universidad, y por la expresión de la cara noté que no estaba tranquila.
Empezó a hablar por teléfono, y se evidenció que una situación profunda estaba sucediendo a mi lado. La conversación era dolorosa, ... estaba terminando con alguien (novio, amante, no sé). Sus palabras eran amargas, pero cargadas de consideración. Me sentí tan identificada con mi compañera de asiento que no pude más que recordar anécdotas pasadas.
Con el transcurrir de los minutos su charla pareció un espejo, y aunque lo hacia bajito, la cercanía hacía imposible aplicar la discreción y el iondividualismo de la situción. Yo era ahí, en ese momento, testigo de algo verdadero.
De pronto, empezó a cantarle bajito. Por un momento me sentí incómoda. Quién era yo para estar asomándome en su corazón consternado, pero los sentimientos pudieron más. Su canción era nostálgica, y era tal la autenticidad de lo que hacía, que el volumen fue subiendo, y cantaba con emoción. De pronto, la conversación terminó. El teléfono volvió a su bolso, y su mirada se congeló el resto del camino a través de la ventana. Nunca sabré cuántas lágrimas corrieron por sus mejillas, pero si se que las hubo...
Agradecí al destino el regalo de la complicidad. Por un momento de alié a una desconocida... quizás no con palabras, pero si con el sentimiento.
Fue tan familiar la escena...
1 comentario:
Pobrecilla, que feo es tener que pasar momentos duros en un sitio público.
Imagino que apenas tuvo algo de privacidad lloró desconsolada...
Triste.
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