miércoles, febrero 15, 2006

dejando huella...



Mi mamá es profesora, y cada año tiene a su cargo más de 200 alumnos adolescentes, cada uno con su circunstancia de vida, problemas y dichas. Y todas estás historias se reflejan de una u otra forma en el aula, y en su interrelación en el colegio, en este caso más específico, en su desarrollo en el aula de mi mamá.

El año pasado durante los primeros días llegó mi madre con cara de angustia. Ya desde ese momento había diagnósticado a un alumno con severos problemas de conducta. Interrumpía en clase, sin importar que ella estuviera al frente hablando, y se ponía a hablar con todo el grupo, poniéndose de pie, dándole a espalda a ella. Y esto es solo un ejemplo de sus conductas en el aula. La cuestión es que conforme pasaron los días ella se sentía más personalmente atacada por él.

Mi mamá se ha caracterizado siempre por ser una excelente profesora (y ojo, no es porque sea mi mamá). Aún hoy hay alumnos de hace ya más de nueve años que la llaman para su cumpleaños, le envían tarjetas, la invitan en navidad a sus casas, etc. Y es que a ella le caracteriza algo que a muchos educadores les hace falta: humanismo.

Volviendo al chico este que mencionaba, contrario a darse por vencida, ella se propuso a sacarlo a adelante, y hacer una diferencia en su vida. Otros profesores tan solo adoptaron la filosofía de "dejar hacer", dando su caso por perdido. Pero ella no. Era la única que insistentemente le enviaba boletas, hablaba con él, le sento cerca de su mesa, le asignaba tareas, y direccionaba sus exceso de energías en forma productiva. Hacia el final del año, ella nos testificó como había cambiado el muchacho. Al concluir el año lectivo, el se acercó y le dijo (parafraseando): "yo si que le di mala vida, verdad profe"... y le agradeció por como le había ayudado.

Este año, en días pasados, al venir por el pasillo del pabellón donde se ubica su aula, se encontró con él recostado en una columna, le saludó, y le preguntó que hacía por allí, el le contestó: "esperando que llegara profesora, es que me pasé para su grupo. Quería que me tocará con usted"

Que lindo poder dejar una huella en las vidas, poder marcar a las personas positivamente, y lograr ganarnos un campito en sus recuerdos... es una forma magnífica de volvernos inmortales, al menos en las memorias de las vidas que tocamos mientras caminamos por la nuestra.

Admiro a mi mamá!!! :)

5 comentarios:

Kri§ dijo...

Maldición Lunita, en mi colegio no habían profesores, habían ROBOTS! SI!!! Solo llegaban y daban la clase ya preparada como de memoria! Guácala! Yo odiaba ir a clases, no al colegio, A CLASES! Bueno no a todas...

Fui el caso especial del cole porque en vez de "ayudarme" los profes me cogían rencor y hacían todo con tal de joderme más, que no iba a clases, que llegaba tarde, y que me iban a dejar, etc... A fin de año les restregué su indiferencia con exámenes de 90's y 100's!! Pasé todas las de bachillerato y los hice tragarse sus palabras!!

Me gustó eso que hizo tu mamá! Cuidala mucho porque más que una profesora es un excelente ser humano como describes, y de esos no hay muchos!!

Y lo de dejar huellas en la vida de otros pues... Qué te diré, yo sé que por mi parte lo he hecho en la vida de una o dos personas, una verdadera huella, así de esas que nunca se podrán borrar! No sé qué tan fuertes son mis pasos en la vida de los otros pero trato de que me hagan campito en ella.

Pacita!

Ana dijo...

No sabés la sonrisa que me pintó leer esto, tengo una mamá igual, a ella no le toca lidiar con adolescentes, es con niños, y algunos con problemas de conducta y aprendizaje ya que trabaja en Aula de Recurso.

Es tan admirable la vocación que tienen, como decís, dejan una huella en sus alumnos, aún a mi me paran personas que con costos reconozco en la calle para preguntarme por mi mamá (cuando tenía como 5 años me llevaba a dar clases algunos días con ella), que como he crecido, que como me ha ido y que salude a mi mamá. Y después de un encuentro así me voy con una sonrisa en la cara, orgullosa de ella.

Tu mamá es de esas pocas maestras anónimas, como describió una columnista en un artículo de opinión de La Nación, que no salen en periódicos ni en tele, pero que sus alumnos saben quienes son.

Gla´s dijo...

snoopy:, jaja probre! ya me imagino como te tenían entre ojos los profes, peroque bueno eso de les demostraras lo que realmente podías lograr las sacar tan buenas calificaciones.

Y en lo de dejar huella, pues si, uno siempre tiene que tratar de que la huella que uno deja en las vidas de otros sea tan bella y profunda, que no la quieran borrar, más bien que quieran hacerle una cerquita alrededor y llenarla de flores! :o)

Ana: que linda tu mamá! en el campo de la educación especial si que se debe tener real y verdadera vocación. Te felicito, y sigamos enorgulleciéndonos de nuestras madres!

Yo por lo menos, espero ser recordada por mis alumnos al menos un poquito de cómo la recuerdan a ella!!!

Kri§ dijo...

Lunita me gusto eso de ponerle cerquita y sembrarle flores al rededor! Simplemente genial!!! Pero, habrá quien realmente haga eso? Digo, en mi vida? Jajaja!

Pacita!

Gla´s dijo...

seguro que si.

:)